miércoles, 10 de noviembre de 2010

Camino pactado

El intermitente rojo paro sus pasos, entre la multitud personas, en su mayoría con credenciales colgadas sobre su pecho, en sus mundos individuales, con el camino marcado, sin permitir distracciones, sin mirar alrededor. Ella ya tiene compromisos pactados, y los minutos contados, todo esta organizado para no perder tiempo. La hora de regreso se acerca. No se imagina que algo causal marcaría ese viaje.

Inevitablemente se encontraron, cada uno con el discurso armado, él también tiene un objetivo, hacer llegar su obra, sus pensamientos, su ser aprovechando ese rojo que hace que el mundo pare inevitablemente y tenga pocos segundos para escuchar.

Ella es la elegida (me imagino que por siempre casualidad) justo ella, quien lo atropelló sin escucharlo, cambiándole el discurso, movilizándole las tripas, dejándolo sin palabras, que quizás brotaban, pero él eligió el silencio, la sorpresa, el permitir ese ultraje invasivo a la cien, evidentemente placentero.

Ella mira su mirar, pregunta sin parar, escucha respuestas sorprendidas, toma decisiones apresuradas, siente la necesidad de parar el tiempo, desea estar en otro lugar , sin presiones para poder averiguar que es lo que realmente le llama la atención de él, esa personita que se ve tan frágil pero convincente, tan extraño pero con nombre.

De repente, el verde obliga a arrancar, pocos minutos bastaron para que se lleve su ser, en él encontraría todas las respuestas, o por lo menos, las que buscaba.

Desde ese momento, una cadena de episodios hizo que sus objetivos y pensamientos cambiaran. Solamente la necesidad de esa sensación movilizaba su cuerpo, que por inercia interrupta seguía el camino, esa mañana, pactado.

En contra de todas las probabilidades, volvió al mismo lugar, cuatro horas después, sabiendo que era posible no encontrarlo. Inevitablemente, y ya sin ilusión, no lo encontró.

Los caminos pactados hacen que uno se pierda de vivir historias nuevas, mejores, peores pero nuevas, con sensaciones, olores, miradas, y pensamientos distintos pero estos mismos también hacen que la causalidad haga que ese camino sea el mismo elegido por dos personas, en el mismo momento, lugar. ¿Quién dice ese es el momento justo para pactar un nuevo camino?

1 comentario:

Leito de La PIltrafa dijo...

Todo esto en un cambiar de rojo a verde?...muy bueno!!me gusto mucho!!
Viste como es el destino!!yo lo comprobe en el viaje a Buenos Aires...destino o casualidad?que pregunta no?