lunes, 3 de junio de 2013

TOC TOC... HAY ALGUIEN AHÍ???

Es cada ves mas común escuchar en la calle hablar de Trastornos Obsesivos Compulsivos, el famoso TOC que muy pocos se salvan de tener en este mundo globalizado, rápido e interactivo.



El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) estuvo considerado hasta hace algunos años como una enfermedad psiquiátrica rara que no responde al tratamiento. Actualmente es reconocido como un problema común que afecta al 2 por ciento de la población.

En el vocabulario coloquial se ha extendido la expresión obsesivo/obsesiva para describir personas ordenadas, estructuradas o preocupadas por la limpieza. Sin embargo, esto no significa que ellas padezcan un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). El TOC es un Trastorno de ansiedad caracterizado por la presencia de Obsesiones y Compulsiones.

Las Obsesiones son pensamientos persistentes e intrusivos, es decir, no son evocados sino que aparecen sin ser deseados mientras las personas que los padecen intentan ignorarlos o detenerlos. Estos pensamientos provocan ansiedad y culpa.

Las Compulsiones son comportamientos o acciones repetitivas que están íntimamente relacionadas a las obsesiones. Las personas que padecen pensamientos obsesivos sienten que la realización de determinadas acciones -llamadas habitualmente rituales- ayuda a controlar esos pensamientos que generan ansiedad.

Tanto las Obsesiones como las Compulsiones son percibidas como irracionales por la persona que las padece, hecho que genera que ella se sienta avergonzada y mantenga estos pensamientos ocultos, inclusive a miembros de su familia.

Existen múltiples tipos de ideas obsesivas, las más frecuentes son por ejemplo las obsesiones de contaminación: Las personas tienen el pensamiento de haber tocado algo contaminado, ya sea con su cuerpo, con su ropa o calzado. Este pensamiento les genera ansiedad y culpa porque en general sienten que pueden contaminar a sus seres queridos. Esto hace que laven sus manos, ropa e incluso las suelas de los zapatos con frecuencia para dejar de sentir esta sensación. Las Obsesiones de verificación: En este caso, las personas necesitan chequear sistemáticamente llaves de luz, gas y cerraduras, ya que con frecuencia se les impone el pensamiento de no haber supervisado bien al momento de apagar la luz o cerrar la puerta. Pueden repetir la misma acción (abrir o cerrar la puerta, apagar o encender la luz) muchas veces. No se trata de chequear una vez, lo que es normal, sino que pueden pasar horas e incluso perderse actividades por el chequeo. Tambien existen obsesiones hipocondríacas: El pensamiento frecuente es que tienen una grave enfermedad que no ha sido descubierta o que el médico no ha podido diagnosticar. Están muy pendientes de las respuestas corporales (ej. ritmo cardíaco, pequeños dolores, marcas en la piel) y por ello, realizan sucesivas consultas en las guardias médicas que solo los tranquiliza, como todo ritual, momentáneamente.

La trampa de los Trastornos Obsesivos Compulsivos es que el intento de control de los pensamientos por medio de los rituales (ej. lavarse las manos frente a la idea de contaminación) retroalimenta el pensamiento. Es decir, el lavarse las manos continuamente promueve la aparición del pensamiento de contaminación, generando así un círculo vicioso.

Existen tratamientos específicos del TOC que consisten en el abordaje directo de los síntomas y con el objetivo de reducir el malestar en un tiempo determinado. Las terapias sistémico-cognitivo-conductuales también llamadas terapias breves son las más recomendadas para este tipo de problemáticas. En ocasiones, es también recomendada la intervención farmacológica.

Si bien, encontrarse reflejado en cualquiera de casos puede generar vergüenza, es importante buscar ayuda profesional especializada ya que la intervención a tiempo aumenta significativamente las posibilidades de éxito.

No se sabe todavía la causa del TOC, aunque sí se sabe que no surge como respuesta a un supuesto conflicto intrapsíquico ni tampoco por un conflicto sexual reprimido, como decían las teorías psicoanalíticas antiguas.

Las obsesiones y compulsiones más frecuentes en personas con TOC incluyen: Obsesiones, temor a contaminarse, a causar daños a otros o a que le pase algo a los padres, familia, ideas agresivas o de contenido sexual, escrupulosidad /religiosidad excesiva, pensamientos prohibidos, necesidad de simetría, necesidad de decir o confesar, compulsiones, lavarse, repetir una acción hasta hacerla 'bien', asegurarse de haber cerrado la puerta, de haber cerrado el agua, tocar, contar objetos o hasta un determinado número, ordenar, acumular (no poder tirar nada) y rezar.

Dentro del TOC se pueden diferenciar ocho tipos de trastornos: Los lavadores y limpiadores: son personas a las que carcomen obsesiones relacionadas con la contaminación a través de determinados objetos o situaciones.

Los verificadores: las que inspeccionan de manera excesiva con el propósito de evitar que ocurra una determinada catástrofe. Los repetidores: son aquellos individuos que se empeñan en las ejecuciones de acciones repetitivas. Los ordenadores: son personas que exigen que las cosas que les rodean estén dispuestas de acuerdo con determinadas pautas rígidas, incluyendo distribuciones simétricas. Los acumuladores: coleccionan objetos insignificantes, de los que no pueden desprenderse. Los ritualizadores mentales: acostumbran a apelar a pensamientos o imágenes repetitivas con el objeto de contrarrestar su ansiedad provocadora de ideas o imágenes, que constituyen las obsesiones. Los atormentados y obsesivos puros: experimentan pensamientos negativos reiterados, que resultan incontrolables y bastante perturbadores. Los sexuales: consiste en pensamientos sexuales recurrentes, que incluyen sobre todo un temor exagerado a ser homosexual. 

El TOC en niños comienza entre los 7 a 10 años y tiene una prevalencia de entre 0,3 al 1,9 por ciento en niños y adolescentes. Un 33 por ciento de los adultos con TOC dicen que sus síntomas empezaron en la infancia. Frecuentemente el niño se avergüenza de sus compulsiones porque no son lógicas, pero no las puede evitar, por miedo a que algo mucho peor suceda. A veces los síntomas afectan mucho al niño en el colegio. Otras veces sólo están presentes en casa, y los padres puede creer que el niño los hace para fastidiarles.

El TOC es más frecuente de lo que se creía hace años. Se calcula que aproximadamente el 2 por ciento de la población lo padece. Esta cifra incluye la estimación de pacientes que encubren su enfermedad y que todavía no han sido diagnosticados.

Si dentro de estas descripciones hay alguna similitud con la realidad aconsejamos que acudas a un profesional de la mente. Nosotros ya pedimos el turno..

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