lunes, 6 de mayo de 2013

LOS HOMBRES INTELIGENTES SON FIELES. LOS PODEROSOS NO.‏

Esto está comprobado científicamente. Parece que los hombres “no tan inteligentes” no entienden los beneficios de tener una pareja estable y sin problemas de infidelidad. Pero los científicos también revelan que los hombres poderosos son infieles.
             
                  

Esto puede sonar un poco irreverente pero se ha demostrado científicamente, gracias a un estudio realizado por la Universidad de Londres, que los hombres infieles no son tan inteligentes como sus fieles congéneros. La explicación: la historia de la evolución de la monogamia se considera todavía un concepto relativamente nuevo, y los hombres más inteligentes entienden esto más claramente que los menos inteligentes.

Además, los hombres inteligentes pueden reconocer las ventajas que les proporciona una relación exclusiva y no la pondrían en peligro tan irresponsablemente al menos que la relación no ofrezca nuevos horizontes y perspectivas. 

Tanto mujeres como hombres son infieles, pero con frecuencia, son los últimos los que reinciden muchas veces. Un estudio de la universidad de Göttingen en Alemania nos revela alginas razones del por qué los hombres son infieles y engañan una y otra vez a sus parejas. La falta de inteligencia es una de las primeras causas de infidelidad, eso ya quedó claro. Solo un tonto pondría en riesgo estabilidad, compañerismo, tiempo, conocimiento y apoyo por un calentamiento corporal intenso pasajero.

Encontramos hombres infieles en todas las clases sociales y niveles salariales (al igual que las mujeres infieles). Los hombres que tienen un gran poder profesionalmente tienden a engañar más fácilmente a sus parejas. Las razones: la sensación adictiva del poder y la constante confirmación de su propio éxito en el área laboral, los lleva a buscar la misma situación fuera de ella, es decir con otras mujeres.

Es bueno acurrucarse juntos en el sofá y hacer zapping entre los programas de televisión. Pero si sus planes del fin de semana son siempre cenando frente al televisor, entonces existe un gran peligro de infidelidad. Los hombres que viven dentro de una relación poco variada, tienden más a menudo a hacer trampa. Estar con otras mujeres les da a los hombres que llevan una relación rutinaria, el sentimiento de ser admirado pues anhelan con urgencia la autoafirmación. La rutina mata cualquier relación. Es mejor poner la cabecita a trabajar y proponer cosas nuevas sino las consecuencias serán infidelidad garantizada.

La diferencia en los salarios es otra de las razones. Esto puede ser difícil de creer, pero de acuerdo a un estudio de la Universidad de Cornell en Ithaka-USA, los hombres que son dependientes económicamente de sus mujeres cometen infidelidad cinco veces más que los hombres que tienen ingresos similares al de su pareja. Aquí la respuesta a Susana Giménez y sus parejas infieles, entre otras.

Si pensaste siempre que el séptimo año de relación es el más crítico, entonces te equivocaste. Según los resultados del estudio de la Universidad de Göttingen que sufragó a 2600 engañados y 3334 infieles, nos revela que el peligro de cometer una infidelidad es mucho más probable en el tercer año de la vida en pareja. En los hombres este peligro queda latente hasta el séptimo año de relación y en las mujeres hasta el sexto. La solución es, a mi necio parecer: terminas la relación antes del tercer año o la consolidas durante ese tiempo buscando siempre variantes para no aburrir a tu pareja, eso también incluye estar en forma.

Un efecto secundario de la frustración diaria es también la disminución de la pasión en muchas relaciones sólidas. El erotismo se excluye en grandes proporciones en lugar de expandirse a la hora de amar, y la tasa de infidelidad aumenta dramáticamente. El resultado del estudio mostró claramente que cuatro de cada cinco encuestados optó por “sacar los pies del plato”, porque estaban insatisfechos sexualmente en su vida de pareja. Asimismo, esto se presenta muchas veces por la falta de comunicación.

La infidelidad ocurre en todos lados, pero la tasa de hombres infieles que viven en ciudades que no duermen es mayor de los que viven en ciudades pequeñas. La ventaja de no ser descubiertos les brinda la gran oportunidad de ser infieles reiteradas veces. Muchas veces la infidelidad es cuestión de minutos: El deseo de tener sexo con una nueva pareja y jugar al peligro y a la aventura es bastante atrayente. La razón para hacer trampa sin mucho esfuerzo se da solamente con una buena oportunidad de un one stand night (choque y fuga).

El miedo a hacer compromisos es tan viejo como el hombre: Por un lado, los hombres anhelan tener una relación estable y segura con una mujer, pero por otro, su miedo a ser dependientes de una relación monógama con emociones intensas los lleva a optar por relaciones ocasionales en dónde las ataduras no son tela de juicio.

Otro detalle característico fue descubierto en un estudio hecho por La Universidad de Colorado. Cuando la mujer está embarazada, la posibilidad de infidelidad de su pareja se quintuplica, pero el hombre se convierte en infiel sólo si ya había problemas en la pareja.

Para evitar ser infiel hay solo una fórmula: evitar el aburrimiento y la rutina e inventar cada día para no perder la magia. Si hay amor, diversión y confianza, es improbable que sintamos la necesidad de ser infieles.

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